Las vemos cada vez con más frecuencia en las carreteras y en su interior van personas de todas las edades y condiciones. Esto hace que muchos nos planteemos si son cómodas las caravanas y si realmente, pueden ser una opción para las vacaciones. Si te sientes tentado por las caravanas pero no tienes claro que sean lo que estás buscando, puedes optar por dos alternativas para saber si están o no hechas para ti:
La primera de las opciones es alquilar una autocaravana para una escapada. Hay muchas opciones en el mercado y podrás elegir el modelo que te parezca más adecuado para ti. La puedes alquilar por días, por lo que se adaptan a cualquier tipo de escapada que quieras hacer. De esta forma, podrás experimentar lo que es viajar en autocaravana y también ir descubriendo si lo que te convence es una caravana de pequeño tamaño o si prefieres una mayor, con varios dormitorios.
Alquilar tiene varias ventajas, una de ellas es que no tendrás que preocuparte ni de papeleo ni de seguros, porque todo estará incluido en el precio. Y tampoco tendrás que preocuparte por dónde la vas a guardar o estacionar cuando no la utilices. Solo tienes que pagar lo que cuesta el alquiler y devolverla al acabar el plazo.
La segunda opción es comprar una caravana usada para poder utilizarla tanto como quieras y viajar varias veces para acabar de comprobar si te gusta al cien por cien este medio de transporte que caso es una forma de entender la vida. A veces, una sola vez no es suficiente porque la experiencia puede ser muy buena solo por la novedad o, al contrario, resultar incómoda porque no has cogido el truco a este modo de disfrutar del tiempo libre.
La ventaja de comprar una caravana usada es que puedes adaptarla a tu modo de viajar, puedes usarla tanto como quieras y, si al final no te convence, puedes venderla fácilmente porque el mercado de segunda mano de autocaravanas tiene muchísimo movimiento. Venderla también puede ser la opción si descubres que sí, que te gusta viajar en autocaravana pero que la que has adquirido no es lo que necesitas porque no te ofrece las prestaciones que quieres o porque se te queda pequeña. Incluso puede ser que te resulte muy grande. En este caso, puedes venderla y comprar otra de segunda mano que se adapte a ti.