La danza de las mareas y el horario a Ons

Si hay algo que aprendí viviendo tan cerca de la costa, y en concreto en la ría de Pontevedra, es que la puntualidad se mide a veces en nudos y no en minutos. Y no hay mejor ejemplo que mi propia obsesión cada verano: barco bueu ons horarios. No son meros números en una tabla; son la llave que abre el paraíso natural de las Islas Atlánticas y, créeme, planificar ese viaje es un arte.

Durante la temporada alta, el muelle de Bueu se convierte en un hervidero de gente con mochilas, ganas de sol y esa ligera ansiedad de no perder el billete. Me acerco a la taquilla con un par de días de antelación, porque sé bien que la Xunta limita el aforo de la isla y el cupo se agota. La primera decisión crucial es el viaje de ida. Tienes que elegir entre la primera travesía, ideal para sentirte dueño de la playa de Area dos Cans antes que nadie, o una salida de media mañana, más relajada, que me permite disfrutar de un café tranquilamente en el puerto.

Lo bueno de Bueu es que es el puerto más cercano a Ons, lo que significa que el viaje es rápido, apenas media hora o cuarenta minutos de travesía. Es un placer corto: ver cómo el perfil del Morrazo se va difuminando y cómo la silueta imponente de la isla de Ons se hace cada vez más nítida.

Pero la verdadera migraña, y la parte donde reside todo el drama, es el regreso. Si coges el barco de las 17:30 h, sabes que tendrás tiempo de sobra para la ruta del faro y un plato de pulpo en el único restaurante, pero si quieres exprimir hasta el último rayo de sol gallego en la playa de Melide, tendrás que jugártela con el último barco, ese que zarpa sobre las 19:30 h.

Ese es mi dilema cada año. El último trayecto es un susurro de despedida, con el sol bajo tiñendo la ría de naranja y la isla de Cíes saludando a lo lejos. Los horarios del Bueu-Ons son, al final, el compás que marca mi verano. Y aunque los miro y remiro, la verdad es que cada vez que subo a ese barco, siento que el tiempo se detiene hasta el próximo viaje.