Cambiar el color de mi cabello siempre ha sido una experiencia emocionante, pero también un reto, ya que mi cuero cabelludo es sensible y muchos productos tradicionales me causan irritación. Por eso, hace un tiempo decidí dar el paso y probar con una coloración sin amoniaco en Vigo. Desde entonces, no he vuelto a mirar atrás. Los tintes sin amoniaco ofrecen una alternativa menos agresiva y más respetuosa con el cabello, y aunque al principio era escéptica sobre si lograrían los mismos resultados que los tintes convencionales, debo decir que superaron mis expectativas.
Lo que más me sorprendió fue la suavidad y la vitalidad que el cabello adquiere después del tratamiento. A diferencia de los tintes con amoniaco, que suelen resecar el pelo y dejarlo opaco, los productos sin este componente mantienen la hidratación y el brillo natural. Mi experiencia en Vigo fue reveladora: la estilista me explicó que, además de ser menos agresivos, estos tintes suelen estar enriquecidos con aceites naturales y vitaminas, lo que ayuda a nutrir el cabello en lugar de dañarlo. La coloración sin amoniaco no solo me permitió cambiar de look, sino que también mejoró la textura de mi pelo, que pasó de estar seco y quebradizo a suave y sedoso.
Otra de las ventajas que encontré fue la ausencia de ese olor fuerte y penetrante característico de los tintes tradicionales. La primera vez que me teñí con amoniaco, el olor me provocó un fuerte dolor de cabeza y la necesidad de abrir todas las ventanas de la casa. Con la coloración sin amoniaco en Vigo, en cambio, el ambiente era agradable, sin olores químicos, lo que hizo de todo el proceso una experiencia mucho más placentera. Además, es menos probable sufrir reacciones alérgicas o irritaciones en el cuero cabelludo, lo que la convierte en una opción ideal para personas con piel sensible o con predisposición a alergias.
A nivel de resultados, no noté ninguna diferencia en términos de intensidad y durabilidad. Los colores que obtuve fueron tan vibrantes y duraderos como los de cualquier tinte con amoniaco. Incluso me atrevería a decir que se desvanecieron de manera más uniforme, sin dejar esas odiosas marcas o parches que suelen aparecer cuando la coloración se va desgastando. Esto es algo que realmente agradezco, ya que mantener un color uniforme sin tener que retocar constantemente no solo ahorra tiempo, sino que también reduce la exposición a tratamientos químicos.
Algunos podrían pensar que el precio de este tipo de coloraciones es más elevado, y aunque puede ser cierto en algunos casos, yo prefiero verlo como una inversión en la salud de mi cabello. Lo que antes gastaba en tratamientos reparadores y mascarillas para contrarrestar los efectos de los tintes tradicionales, ahora lo destino a productos de mantenimiento que complementan la coloración sin necesidad de restaurar daños. Al final, el costo se equilibra y el cabello luce mucho más sano y manejable.
Otro aspecto que me convenció de seguir usando este tipo de coloración fue la posibilidad de cambiar de color sin necesidad de decolorar. El amoniaco suele debilitar la estructura del cabello, lo que hace que cambiar de tono requiera tratamientos más agresivos. Con los tintes sin amoniaco, pude aclarar y oscurecer mi pelo sin miedo a romperlo o dejarlo débil. El hecho de poder experimentar con diferentes estilos y tonalidades sin comprometer la salud capilar es algo que definitivamente ha marcado un antes y un después en mi rutina de cuidado personal.
Mi experiencia con la coloración sin amoniaco en Vigo ha sido un verdadero cambio de paradigma. No solo me permitió explorar nuevas opciones estéticas sin sufrir las consecuencias negativas de los tintes convencionales, sino que también me ayudó a redescubrir la belleza y la salud de mi propio cabello.