Llevaba años dándole vueltas. La idea de tener mi propia furgoneta camper, esa libertad de parar donde quisiera, de despertar con vistas diferentes cada mañana, me llamaba poderosamente. Estudié modelos, vi miles de vídeos, leí foros… Pero siempre había un freno: el precio. Las campers nuevas se escapaban por completo de mi presupuesto. Así que centré mi búsqueda en el mercado de segunda mano, dispuesto a asumir algún pequeño arreglo a cambio de hacer realidad el sueño.
La búsqueda no fue sencilla. Había que encontrar algo que estuviera en un estado razonable y que, sobre todo, tuviera una característica que para mí era casi innegociable: un baño. Sé que muchos camperos prescinden de él para ganar espacio o porque priorizan otras cosas, pero para mí, la independencia que da tener un pequeño inodoro y una ducha, por básica que sea, era fundamental. Pensaba en esos días de lluvia, en la comodidad de no tener que buscar un baño público en plena noche o en lugares remotos. Era un «lujo» que consideraba una necesidad para sentirme realmente cómodo y autónomo.
Después de meses rastreando anuncios y visitando varias furgonetas por distintos puntos, la encontré. Una camper segunda mano con baño, con sus años y sus batallas, pero bien cuidada por sus anteriores dueños y, sí, con un pequeño habitáculo que albergaba un baño completo: un váter químico de cassette y una ducha integrada. No era el colmo del diseño, pero funcionaba. El espacio estaba aprovechado al máximo, con una cama decente, una pequeña cocina y, por fin, mi baño privado sobre ruedas.
La compré con la emoción a flor de piel. Los primeros días han sido de cacharrear, limpiar a fondo, organizar mis cosas y, sobre todo, probar que todo funcione, especialmente el sistema de agua y el baño. Ya estoy planeando mi primera escapada, pensando en rutas por la costa o la montaña aquí cerca de casa, sin la preocupación de tener que depender siempre de un camping o un área de servicio para las necesidades básicas. Esta camper de segunda mano, con su preciado baño, representa para mí mucho más que un vehículo: es la llave a un sinfín de aventuras con la comodidad y la autonomía que siempre deseé. Estoy impaciente por empezar a llenarla de kilómetros e historias.